Tres poemas de Luciana Villegas

 

 

Hay ruidos que despiertan

Hay ruidos que despiertan y nadie oye

hay ruidos precisos, que no dan descanso al alma

hincan diente en la carne temerosa,

el nervio expuesto,

fósforo, dinamita

elevan las ganas de matarse

o de cuestionarse hasta el propio nombre

 

¿Qué hago aquí?

 

Hay ruidos que nos cambian.

 

 

El cajón

Una finísima capa de polvo

como cualquier cosa

que no se dice,

permanece intacta

te supera.

 

 

Sylvia, Anne y yo

Cruzo la calle,

y como tantas veces

sucede en el sueño de alguien más,

piso las vías de un tren ciego,

me rindo ante el transporte público,

ese que me lleva a donde debo ir,

adonde pertenezco,

 

un latido menos,

otra pregunta en el examen de Historia,

al maestro sordo que ya se la sabe

y solo piensa en cobrar su cheque

por un pequeño más que no creció,

que permaneció en espera de una respuesta

que nadie sabía,

 

porque educar es dedicarse a la destrucción

y habría que quedarse,

únicamente observando

la calle,

los ríos,

las montañas,

el pozo,

el mar,

esa carretera,

cualquier conducto que realiza una invitación

 

si me quedo aquí,

sin moverme

quizás conciliaría con la muerte.

 

                                                    — Luciana Villegas

 

 

Del poemario inédito Tita

 


Fotografía de Alicia Tsuchiya

 Luciana Villegas (Ciudad de México, 1987). lucianavr@live.com  / lucianavillegas.info / t. +521 5554 09 3435

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