En la segunda entrega de Primeros sueños, Freddy Villanueva refrenda la visión apocalíptica y caótica del sueño del alma extasiada al ver todo lo que hay por conocer y experimentar; y nos comparte su sueño en barroco y una disertación sobre el odio, parte de su proyecto “Conversaciones”
Mi apocalipsis será en neobarroco
por Freddy Villanueva
Mi apocalipsis será en neobarroco o fuera del tiempo; supongo, cuando la estrella menos luminosa del espacio se impacte contra mí. Es que los sueños son egoístas, me repito con frecuencia. Sueño regularmente con el impacto de alguna piedra gigante contra nosotros; nunca termino de enterarme si me salvo o nos salvamos o no.
La colectividad se me presenta nocturnamente como tentación última de la utopía, algunos prefieren su versión más primitiva, la que se llena de violencia y de justicia arrancada con fierros enrojecidos. Tal vez sea mejor dejar de soñar con apocalipsis y soltarme del cuerpo, confío en que algo parecido al alma vuele y realice mis deberes, cumpla con mis obligaciones, se encargue de enraizar todo lo inasible e imposible de sintetizar; pero ahora somos solo cuerpo.
Sueños futuros:
No entiendo más allá de dos o tres líneas de las ensoñaciones, intento interpretarlas, pero me tropiezo en la argumentación y en el establecimiento de una semántica nocturna e inconsciente.
Quisiera ser siempre consciente y contemplar los matices, pero la ceguera es obvia después de la primera y única perspectiva.
(Escritura de Freddy Villanueva)
Conversación 3: sobre por qué odio a las personas.
Dijeron que lo enterrarían la próxima semana, aunque no habrá nadie.
Mentí sobre la misericordia, acaso lo soy constantemente. Preferirías un relámpago o un monolito inmenso. Pero yo soy el monolito a cada momento; y es que se me dificulta odiar a las personas, las perdono con extrema facilidad y les permito el regreso, aún para este día no hay excepciones.
Tal vez sólo una;
un anuncio espectacular colocado a la vista de mi ventana. Pero no es una persona, a las exceptuadas simplemente ya no las recuerdo.
Hay personas.
No, no creo en personas odiadas, sólo en pequeños y fugaces periodos concentrados; el dolor como teoría sin ley. Hay antidolor cuando escuchas la concentración del odio en la boca, y que la boca se acerque y te diga cosas como: abandoné la necesidad del sabotaje cuando me atraganté con mi lengua. Aprensivo. La peor manera de odiar es caricaturizando o con simpleza. No hay odios simples. Odiar a los padres es bastante simple y no implica mayor esfuerzo. No creo odiarlos, aunque acepto la poca dificultad.
Cuando se cortó el dedo y empezó a sangrar lo disfruté, aunque pedí perdón al instante; a quién a nadie, ya no sé percibir cuándo pedir perdón, así que lo hago constantemente.
Es sencillo odiarlos a todos.
⋅
⋅
⋅