El barco pirata de playmobil, sueños prácticos y una araña

 

 

Ahora los sueños de un soñador. mau o mau feroz, así en minúsculas, quien desde su podcast, «La palabra feroz», nos acerca a escrituras diversas y combativas, o desde su Instagram a la serie de casas amarillas en Oaxaca; nos presenta tres posibilidades de sueños significativos y nos comparte un par de poemas bellísimos sobre la posibilidad de la casa y el amor entre paréntesis. 

 

—Maricela Guerrero

 


 

 

11.

(si sostengo tus manos con mis propias

manos, si detengo el ruido, si entras en mí y aquietas mis bestias:

construimos esta casa: una historia que comienza

con hilos y con tu voz, con versos

íntimos para ti y desconocidos para mí,

con algo que sucedió sin hablarlo, entre

palabras sueltas, acercándonos a libros

y geografías, otras maneras de nombrar las

cosas: un gesto, una idea, un instante, un

abrazo y los rostros abiertos, sonrisas y miradas, las posibilidades

de nombrarnos, hablar por primera vez de una casa, mencionar

lo que vendría y creer en que eso era húmedo y

obscuro. agotado te detuviste

un instante, mi mano conociendo tus

texturas, hundirme en tus labios, hundirte

en mis dedos. creer en el futuro.

invitarme a tu territorio, atreverme: tener

tanto miedo y aún así llegar allá: ir

escuchando mi voz entre esas montañas:

abriéndome, descubriéndome: la

                                              ⋅

                                              ⋅

casa nos daba sombra)

 

 

17.

“cada casa es como quien la habita”

Chiara Carrer

(si recorro el espacio que ocupa el viento dentrode este nuevo laberinto que se ha vuelto la casa: lo que habita 

aquí, lo que busca el sol, lo que se esconde 

dentro y tiembla, las ganas de abrir puertas y no sólo 

ventanas y poner los pies afuera: adentro sucede 

la vida, la calma, el insomnio: afuera las montañas: 

adentro la lluvia, las palabras que enuncio para 

hablar de nosotros y las que escondo entre

piedritas y platos sucios: afuera, tierra para construir con 

barro, flamboyanes que continúan floreciendo en flamas, nubes 

que ya anuncian el verano, abejas inquietas, este calor feroz de 

mediodía: adentro hablamos de la humedad. defendemos nuestros 

gestos cotidianos de café recién hecho, de libros que se acumulan 

en los rincones, de nombrarnos en lo cotidiano y en la ternura, de 

habitarnos en este polvo que no deja de entrar, de hablar de 

cuando nos llovieron pájaros y no 

sabíamos que el tiempo se volvería 

espejo de los días. adentro, silenciosos, hablamos de las faunas 

imaginarias en nuestras pieles, lo que nos habita: somos también

la casa y también abrimos y cerramos ventanas: también 

encendemos fuego por dentro, esperamos.

construimos panales, pausamos, nos detenemos,nos obligamos a vernos por dentro, habitamos el

espacio vacío: dejamos que entre el sol)

Sueño
1. de niño tuve muchas veces un sueño recurrente: que estaba en un barco (era el barco pirata de playmobil pero era real porque era un sueño) y que yo era parte de la tripulación, nos acercábamos a tierra, que era más bien acapulco, y cuando estábamos a punto de llegar me despertaba. volví a soñar eso muchas veces y nunca desembarqué, ni desembarcó nadie de ese barco. debo haber soñado con ese sueño durante un año, volvía y volvía y un día no volvió más; 2. en la casa donde vivo ahora sueño todos los días. a veces los recuerdo, pero la mayoría de las veces no. son sueños prácticos: hago la comida, estoy en el mercado, veo las noticias, converso con los niños y adolescentes con quienes he convivido en este año, aparecen personajes famosos, algunos odiosos, otros que admiro. pero es claro que sueño todas las noches desde que llegué a este espacio, algo ha de haber que me desenvuelve los sueños; 3. una vez soñé con una araña inmensa negra que caminaba en el techo y comenzaba a bajar por la pared hacia mi cama. el miedo fue tal en el sueño que grité en el mundo real y salí de la cama en el mundo real y de la habitación asustado y agitado, me tomó un par de horas recuperar la calma y querer volver a entrar en la habitación.

Actualmente…

anduve escribiendo un grupo de poemas pensando en el territorio de la luz de día, dejar de explorar la noche y más bien ver lo que sucede cuando hay cielo azul, buscando qué pasa si cada poema lo detonaba un verbo diferente para contar una historia de algo que me sucedió junto a otro: coincidir desde geografías distintas e intentar construir algo. tiene que ver con la memoria de lo que pasó, con la posibilidad de lo que pasará, con el encierro, la cuarentena infinita, la distancia y el cuidado de lo que nos quema por dentro⋅

Sueños futuros

que podamos encontrarnos buscarnos en las calles y los espacios cerrados, que podemos volver a las casas de los amigos y abrazarnos y darnos la mano y reír sin cubrebocas, que seguimos.

mauricio álvarez icaza (ciudad de méxico, 1976), así, en minúsculas. Lector, promotor de lectura, fotógrafo aficionado, arquitecto que no fue. Editor y poeta que a veces escribe cuentos. Conduce el podcast “La Palabra Feroz” con granitos de arena para la construcción de otro mundo posible. Ha publicado algunos poemas sueltos, un proyecto fotográfico-poético y un libro de poesía “Mejor arder” (Bola de Papel, 2017). 

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