hace algunos años
escribí un poema largo
y a punto de terminarlo
se sobrecalentó mi laptop
y lo perdí
este poema
no es ese poema
y nada sustituirá ese poema
podría lamentarme en todos los poemas posteriores a ese poema
pero tampoco es para tanto
ni siquiera cuando murió mi abuela
le dediqué unas letras
qué diría eso de mi poética
qué de mi moral?
*
el cielo amaneció muy bello hoy
muy temprano incluso antes de amanecer
morado lleno de nubes blancas o rojas seguramente
no puedo decir que lo vi con mis propios ojos
aunque sí por instagram alguien dijo más o menos esto
dijo las ventajas de ir a trabajar temprano
yo estaba trabajando cuando vi que eso dijo
pero no vi el cielo amanecido
más que en su foto fuera de cuadro
no quise abrir ni las cortinas para ver
es algo muy común pensé
no es un cielo que yo no conozca
me importa un huevo la trascendencia
me importa poco quiero decir
no me importa
ahora pienso que en serio debo haberme perdido de algo
qué hermoso cielo pienso ahora que lo veo en instagram
qué necedad también
cuánto esperar en vano
*
año 2019:
escribiendo poemas como si el mundo no se fuera a acabar
o para ver quién se acaba antes
ya no queda mucho
y eso tal vez no está mal
los poemas hace tiempo que me tienen harto
un amigo dice que es por el miedo al cáncer el que ya no esté calvo
por el calentamiento global léase
yo pensé le dije que por vanidad y qué extrañeza en su caso
que el antinarciso se haga esclavo de sí mismo
el fin del mundo tal vez sea esa confusión:
un calvo preservado ante la muerte por cáncer de piel
y a su alrededor profetas del producto capilar de la estética
como remedio para habilitar la extensión de la prole
creyendo que ganaron
ya lo dijo giorgio agamben una de esas veces que disertaba
sobre la palabra contemplar en la edad media
para qué preocuparse tanto de pensar en el futuro y el avance tecnológico
y el mundo que vendrá
si no vendrá ya ningún mundo
dijo que la poesía es por ejemplo eso:
contemplar la lengua
o sea contemplar la potencia del decir
o sea ver cómo se va todo pero observándolo con otros ojos
como el video viral de un cocinero chino que vio cómo se incendiaba su estufa
mientras él lavaba trastes y trapeaba el piso
hizo así:
durante todo el video no se movió más que para fregar la vajilla y trapear
llegaron otros e intentaron atizar el fuego con un paño primero
luego con dos luego con tres
luego de plano ya el extinguidor
cuando todo era inútil y sutilmente alguien presionó stop
y uno no los ve calcinarse pero lo intuye
qué idiota ser el que friega los trastes sin dar golpe
y cuánto peor el esforzarse cuando ya de nada vale
siéntate pues quédate
a ver arder el mundo
*
Conmovido del dolor, pero agradecido de todo lo que pude probar
-una orden pollo chak en salsa verde, unjas verdolagas rojas bañadas en sudor de puerco,
un champán ligeramente cafeinado
un vaso de agua de horchata
y poco más –
me retiro de mi vigésima visita a alguna feria del libro
He vendido todo menos mi dignidad
y mucho menos algún ejemplar de mi libro
y eso que lo estuvimos dando a sesenta pesos y con firma del autor
No prometo volver pronto pero tampoco diré que no
-al menos conocí a Marisol Schulz ataviada con un sari rojo
pero no la saludé como debía porque nadie me lo dijo
y luego vi pasar a Elsa Cross frente a mí y sentí pena -no por ella, entiéndase-
y decidí hacerme el que no sabía
Al menos -pienso- el camión me dejó una estación más cerca de mi pueblo
que el anterior. Y no llovió.
Fotografía de Hugo Fermé
Pablo Piceno (Wolfsburg, 1990) es poeta.