Aquí en el sillón, a la misma hora y por distinto mundo,
se desgrana una voz con las noticias.
Es febrero y llueve. La noche de verano crece, trae la palidez de un relámpago.
Fundido con la semi penumbra, el pensamiento se demora
en imágenes de una vida añosa.
Así, esas voces ajenas regresan a lo suyo y ya no cuentan.
Lo propio. ¿Lo propio? Inconmensurable el regreso a una
espiral que no acaba.
¿Qué paisaje soy yo? ¿He sido fiel a lo particular?
*
Juego a la gallina ciega
con mis nietos
y sé que encajo justo
en el papel
eso
un juego irrefutable
¿qué otra cosa más que eso?
*
Vaivenes ligeros
estampidas o mímesis
alteridad por el espacio
deleite en las esferas
lujos del movimiento
poco son
porque incomprendidos
desaparecen
sin registro
no hay tristeza en la reducción
en el poema
inscripciones por el cuerpo.
*
Curiosos los desencuentros en torno al agua
aquella vez
hacía rato que estaba hundida
cuando dijiste
“no es cuestión de andar saltando charcos”
o esa otra cuando
la begonia estaba reseca
había olvidado regarla
tanto llanto por vos
fuera de toda medida
sí
te pienso
y
el agua me sale al paso
pero
se escurre
lleva otra dirección.
Fotografía de Julián Zepeda
Mirtha Lucía Makianich vive en Córdoba, Argentina. Abuela feliz. Lectora de Poesía y Ensayo. Entre sus libros publicados se encuentran: En lo que resta (Alción, 2017) y Kafka mi repetición (Alción, 2019). Los poemas de esta selección pertenecen a su libro más reciente Círculo real (Barnacle, 2023)