ABEL
Mi padre nos habla del jardín,
siempre,
de la vida regalada que tuvo
entonces,
al lado de madre, a quien culpa
de aquella pérdida.
“Nos entregó a la muerte”,
dice y se limpia el sudor
para remarcar el castigo.
Nos dio la muerte mas nosotros
también podemos darla.
Eso es lo que de nosotros Él espera.
Lo sé porque me lo ha demostrado.
Ante el temor de Caín
aprendí en la infancia a dar la muerte,
constaté que mis manos
podían dar muerte y Él se complacía.
No hay bestia que no haya caído
bajo mi lanza: he desollado
al león y a la rata. Eso sí
todas esas muertes siempre
se las he ofrecido.
CAÍN
Desprecias, Señor, el fruto que te ofrezco,
es poco para ti: el grano,
la semilla, la fruta que dispongo
ante ti, humildemente.
El producto de mis campos
no es digno de tu Ara. Señor,
no te ofrezco más que mi trabajo,
lo que he hecho salir de la tierra.
Te satisface el olor ardiente de la carne,
el chamusco de lo que estuvo vivo
la sangre derramada en tierra,
la muerte, que sube desde la pira.
Ahí está mi hermano, presume
tu favor, presume su carne a las brasas
la felicidad de ser el favorito;
me ve con desprecio.
¿Eso quieres, Señor?
Ser honrado con sangre tibia
con la yugular abierta
con un corazón que se detiene.
La sangre y la vida que cesa.
El aliento, el hálito
de lo que tuvo vida,
de la sangre
eso pides.
Y no tengo, Señor,
que sacrificarte.
Tuya es la respuesta, si me ofreces
al mismo tiempo la quijada en el suelo
y la nuca de mi hermano.
Te lo ofrezco
Señor,
toma tu sacrificio. ♠
Fotografía de Hugo Fermé
Noel René Cisneros (Cuauhtémoc, 1984), estudió Historia. Fue ganador del Premio de Cuento Breve “Julio Torri” 2015, ha sido becario del FONCA Jóvenes Creadores, de la Fundación para las Letras Mexicanas y del forcanoreste. La presente selección de poemas se desprende de Un laborioso dibujo repetido (MEDUSA EDITORES) su libro más reciente.