Pegatinas como piezas de museo

 

Agotamiento de las lámparas

primero la del cuarto
e inmediatamente después la lamparita de la cocina.
Rápido funeral, sin constataciones,
y ninguna de repuesto.
Qué noche de escrúpulos.
Y la lluvia de dos días,
silenciosa y oblicua
que encanta la mirada deshabitada.
El resto de uno, quién sabe.
¿templando las resonancias de una máscara?
Recuerdo a un tal fray Luis.
Qué noche de vaticinios, qué
apagada vida la que huye.

 

 

Pieza conclusa para una mañana bien temprano

fluye, pero no tanto,
como la fuente de un río,
entre las piedras y a borbotones.

Fluye de pronto.
Ni la hoja seca navega los rápidos.
Ni la tapa de una gaseosa.
En la carrera desde la panadería
contra Languidez, se revela la maravilla
de una mañana bien temprano:

rumor de cascada,
aria del agua,

felicidad
que la pendiente de la calle
precipita al sumidero.

 

 

Envíos a domicilio

un día pediste amor
y toqué el timbre.

Pegatinas como piezas de museo
condecoran la puerta
de la heladera,

pero a quién llamar
que no demore
una motocicleta de emergencias del alma.

Nosotros, los breves invitados,
apagamos las luces en la noche clara.
Sólo la luz emigrante desde un vidrio esmerilado,
enfoca los restos de una pizza,

alabados restos
por la luz de al lado
y los vestigios de las constelaciones.

 

 

Versión topográfica de la orina de mi perro

ahora, ocioso,
paseo a mi perro
en horas desacostumbradas.
Incómodo (o algo así, no definido)
por la frecuencia de mis circunstancias
en los ojos de los demás,
bordeamos otra vez el paredón rojo
y me detengo
para crear la versión topográfica
de su orina. Una isla,
un archipiélago donde brama el mar
y azota al acantilado.
La isla se extiende
sobre un país siempre en ciernes.
Más que la lámpara del asceta o una siesta,
necesito un estruendo,
ahora ocioso y repetido
en los ojos de enfrente. ♠

 

Estos poemas pertenecen al libro Poco que decir (Mora Barnacle, 2025)

Pedro Donangelo nació en 1949, en el barrio de Floresta, Buenos Aires, pero su barrio de adopción fue el Bajo Belgrano, en diagonal a la cancha de Excursionistas y frente al Río de la Plata, proveedor diario de éxtasis por amaneceres vistos desde un tragaluz. En un poema no escrito se aproxima un barco a fundar su origen. Participó en el Taller Mario De Lellis y posteriormente en el taller de creatividad de Alberto Mediza. Asistí al taller del grupo Grafein, originado en la Facultad de F y L. Ha publicado en revistas literarias, entre ellas, “Suburbio” y “Mascaró”. Integró la antología “Poesía Argentina 1980”. Algunos blogs contienen sus textos y es responsable de “El poeta ocasional” en https://epoelpoetaocasional.blogspot.com Actualmente vive en el sur de Mendoza, entre la ficción y la realidad porque sigue esperando que aparezca un barco en el horizonte del Río de la Plata.

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