Los dientes no son mascotas

 

 

 

Wishing we could elope

Tarareando una canción

cuyo sentido desconozco
recordé el nombre del grupo
que la cantaba:
Alguien aún te ama, Boris Yeltsin.

La letra, en inglés,
incluye la palabra elope.
Busqué su significado
en un pequeño diccionario que recogí
junto con una camada de libros
que mis vecinos se aventaron en la calle
durante su última gran pelea.

Del Pocket Dictionary
se desprendió una tira
de fotomatón
donde ellos aparecen
besándose y sonriendo
recién condensados por la cabina
y su penumbra
hace muchos años ya.

El caso es que elope
significa huir juntos
para casarse.

·

·

Mi madre no cree en los fantasmas. Un día, su hermana mayor la despertó para que fuera por la perra. Un día, a sus cinco años y con bata blanca, su hermana mayor la despertó porque la borrega balaba. Nadie podía dormir y había que trabajar, todos, desde los hermanos lechales hasta las muñecas de ocote: todos. Mi madre no cree en los fantasmas. Un día, a sus cinco años y con bata blanca, su hermana mayor la despertó y ahí va, en busca de la perra, a mitad de la luna por los lienzos de alambre o de piedra. Ella no cree en los fantasmas: fue y trajo a la perra, la amarró al sueño ovino durante el resto de luz que duró esa noche. No cree en los fantasmas porque al día siguiente se hablaba del ánima chiquita que poblaba la vereda. Por eso mi madre no cree, pero dice que si no me levanto temprano en invierno es porque el Diablo atiza un fogón bajo mi cama.

 

 

Dientes

Los dientes no son mascotas. Pero cuando se caen, puedes dormir con ellos junto a la almohada. Diente viene del latín dens. De densidad y peso específico sobre la encía, carne que se abre. El diente empieza por la leche. Y la leche por la vaca, por la madre, por un mamífero que muere. Que muerde. Pieza dura implantada en carne viva. A veces duele y sangra. Otras, no. Rasga hilo, abre fruta, chasquea, ladra. Piedra y filo, borde que expande, que aplana, que tritura. Marfil. Desgrana, desmiembra, mutila. Moviliza las enzimas, suena con la lengua, con los labios.

La vida tiene buen diente, de ajo. Canino, incisivo, molar y solar. Un diente de león es una planta, un arma letal. Noche colmilluda; híncalo. De dientes para afuera, armada hasta los. Tiritar de frío en la calle, rechinar. Dar diente con diente, llorar, apunta: diente por diente. Todos juntos son 32. Morder te une, por un instante, a lo mordido. Morder, dentellear, mordisquear, tarascar un bocado de aire en la mesa. Los dientes no son mascotas pero si los educas, como todo buen perro, atacan.

 

 

Canción de cuna

—¿Y ese rumor de olas?
—Son carros.
—No paran.
—No, no paran.
—¿Y ese canto de ballenas?
—Son grúas frenando.
—¿Y esas sirenas?
—Son sólo sirenas.
Duérmete ya.

—Xitlalitl Rodríguez Mendoza

 


Xitlalitl Rodríguez Mendoza (Guadalajara, Jalisco, 1982). Estudió Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Ha publicado los libros poesía Polvo lugar, Datsun, Catnip, Apache. Poemas de vehículos autoimpulsados y Jaws [Tiburón], con el que ganó el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2015. Fue autora de la columna “Dealers que no me maten” en Milenio Diario, y becaria del Fonca en la disciplina de poesía.

Déjanos un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*