Mediante el uso de la pintura representativa como lenguaje, la serie “En llamas” plantea ilustrar las tragedias producto del desorden de la conciencia humana y el relato mediático de la historia contemporánea donde se cruzan los límites entre la ficción y la realidad. A partir de referencias a accidentes, catástrofes, explosiones e incendios, stills de documentales de guerra o sucesos que han marcado la historia, Enrique Minjares señala los desbordamientos de la realidad, en una suerte de transrrealismo en el que los elementos compositivos responden a un caos controlado.
por Tania Ragasol
“Cualquier muchacho de escuela puede amar como un loco. Pero odiar, amigo mío, odiar es un arte”, decía Ogden Nash, poeta norteamericano de mediados del siglo XX, mejor conocido por sus rimas humorísticas. Y yo agregaría: “y salirse con la suya”: Odiar y disfrutar, o disfrutar la amargura en una carcajada, o, mejor, enjuagar lo amargo con altas dosis de leche con chocolate.
El artista Enrique Minjares Padilla está enojado con el mundo. Pero ¿quién no lo está? En un entorno violento en el que nadie cede el paso, se trata de ver quién puede más, mejor y primero, sin considerar al de al lado; los cláxones no paran de sonar; los insultos y las mentadas de madre ante la descarada corrupción y los interminables trámites para cualquier nimiedad son cosa de todos los días… sobrevivir implica adaptarse a ello. No importa la ciudad de la que se hable. Lo que quizá nos hace distintos a unos de otros es la capacidad de llegar a casi desear esa agresión, esperar predispuestos y con ganas la más mínima provocación para actuar en reacción gozosa.
El trabajo de Minjares Padilla da muestra de las múltiples estrategias catárticas de no sólo sobrellevar el día a día en una ciudad llena de provocaciones, sino de “devolver” esa violencia al (des)borde del disfrute liberador.
Ya sea en sus dibujos a lápiz o bolígrafo, óleos sobre tela, dibujos e intervenciones a muro o sobre hojas de revistas de los años 60 y 70, el artista se vuelca en un proceso de trabajo visceral y comprometido consigo mismo, lejos de presunciones conceptuales o intereses de mercado. Sus apegos y obsesiones varían según su momento de vida y excesos, convirtiéndose en ejes de trabajo temporales que van y vienen según sus estados de ánimo, siendo la mayoría de las veces alguna reacción a cierta incomodidad o excitación.
Referencias sacadas del imaginario de su infancia, choques, explosiones, paisajes nocturnos, gruñidos y graznidos, gestos que subvierten la mirada para encontrar sexo explícito en donde no lo había (¿o sí?). Imágenes figurativas que conviven en una especie de torbellino creativo en el que puede encontrarse un aparente menosprecio, o sorna ocurrente, que en realidad constituye un profundo análisis de los temas que provocan al artista. Monólogos en trance que encuentran a los más variados interlocutores. Algunas veces en diálogo catártico, otras veces en la carcajada cómplice de una burla, o en el disfrute de una obscenidad irónica y mordaz que nos había pasado inadvertida.
Minjares Padilla es un artista meticuloso y perfeccionista que, a la vez, des-solemniza el quehacer artístico. En sus trazos enérgicos conviven placeres, rencores, resentimientos, recuerdos nostálgicos, obscenidades, burlas, berrinches, deseo, mentadas de madre, miedo, ironía, mordacidad y vértigo. Una especie de “in your face” que nos recuerda que la fuerza creativa del odio y la ira es tan poderosa como la del amor. Incluso más… Aunque, a su pesar, estén muy cerca la una de la otra.
Tania Ragasol es historiadora del Arte. Fue coordinadora editorial en el Museo de Arte Carrillo Gil, y curadora asociada en el área de arte contemporáneo del Museo Tamayo Arte Contemporáneo. Curadora asociada de inSite_05, Subdirectora curatorial del Museo de Arte Moderno y Directora de Casa Vecina. Sus intereses principales se centran en la idea de “lo común”, lo colaborativo, la interdisciplina y la generación de vínculos productivos entre profesionistas, estudiantes y públicos heterogéneos e inclusivos. Trabaja en el ámbito del arte, en relación con el diseño, la música, la arquitectura, el urbanismo, la ciencia y las humanidades (y sus cruces) para proponer diversas estrategias susceptibles de detonar experiencias creativas de conocimiento. Actualmente es directora Artística de ZonaMaco, curadora y asesora independiente. Vive en la Ciudad de México.
Enrique Minjares Padilla (Ensenada, 1977), estudió Artes Visuales en la ENAP (UNAM). Su obra ha sido expuesta en instituciones públicas y privadas de México y del extranjero. En su obra, el dibujo y la pintura son medios de experimentación desarrollados a partir de temas que pertenecen a las diferentes afecciones de la sociedad contemporánea. Esta línea de investigación le ha permitido a Minjares posibilidades distintas de percepción de los mundos de los que forma parte. En una aparente necesidad de representación figurativa, mediada por temas y situaciones que tienen vigencia, critica a la sociedad actual de consumo espectacular, conectando irreverencia y solemnidad del quehacer artístico y sus estructuras.