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Mi vida debió haber terminado
el día en que mi madre viajaba
en un camión desde Tijuana hasta Nayarit
escribiendo poemas
para contener sus lágrimas
mientras mi abuelo
se sostenía de un barandal de arena
en la cama de un hospital
Mi vida debió haber terminado
el día que en los ojos de Cristina
descubrí que el cosmos parpadeaba
y me decía ven
no temas
atrévete a ser una paloma
atrévete a inventar la verdad
Mi vida debió haber terminado
antes del coro de neuronas
antes de la risa de confeti
con el Chuy lanzando un globo lleno de agua
que se reventaba en la pupila de un auto
y la sonrisa de mis hermanos postergando
todo el ruido blanco en la memoria
Pero no
mi vida no es un gas impregnado
en la frontera de una estrella tintineante
no es un cielo aborregado de otro planeta
ni las plantas que apaciguan
el cáncer de un estómago
Todavía me queda la vibrante oportunidad
de escoger un lugar donde morir
—
¿Desde cuál cielo se arrastra
este rostro incomprensible?
Yo tampoco lo entiendo madre
por eso intento eternizar
el presente con tkts rojas
me reafirmo como una gota de luz
rebotando en la boquilla de una caguama
Desaparezco
es por esto de la graduación existencial
voy dejando mi piel en los asientos traseros de los taxis
mi poca esperanza en la mirada de Selene
sorprendida ante las flores vocales de la noche
mi ADN en la boca de Cristina
cuando nuestros labios se deshielan como un iceberg
Esta es la versión final de mis ojos
los ojos que lloran
cuando borrachos cantamos “aquí no hay novedad”
los ojos que saben que su familia comienza
con la desfragmentación de la luz
los ojos que no sirven de identificación ante ningún juez
Esta es la versión final de mi voz
la voz que no es sombra de ningún día soleado
la voz incapaz de anidarse a las montañas
la voz hormiga pisada ante la voz del miedo
Estas son las ramas de mi corazón
te las entrego
llevan secas desde el día
que me enseñaste a decir mi nombre
—
Pero con estas ramas secas
también puedo construir una casa
Una casa-poema
donde quepan lo micro y lo macro como una sola palabra
donde escriba abuelo y signifique universo
donde escriba madre y signifique susurro de galaxias orbitando
Una casa-poema
con mi cuerpo como etimología de un manifiesto
donde lo descarapelado de mi pecho sea la raíz del fuego
donde lo dislocado de mi lengua sea el silbido del viento
Una casa-poema
donde estas palabras no sirvan de instrucción para nadie
donde mis vecinos hablen una lengua indescifrable
donde los pájaros sean los mismos pero su canto venga en remolinos de luz
Tenemos derecho a inventar nuestras propias nomenclaturas
tenemos derecho a sentir una verdad
aunque solo quepa en este poema
aunque este poema no venga envuelto en oro
aunque no refute ni discuta con ningún otro poema
Tenemos derecho
a reimaginarlo todo
a sentirnos lejos pero seguros
petalosamente lejos de todo
Este poema es casa para todos
luz encendida para todos
puerta abierta para todos
es vecino de otras casas-poemas
esperando a que las llenes de tus sentimientos planetarios
En este poema
y a 46 millones de años luz alrededor
son bienvenidos todos los que quieran inventar su verdad
—Iván García
Fotografía de Sergio Caro
Iván García Mora (Tijuana, 1993). Músico y escritor. Inició su formación en el Colegio Hispanoamericano de Guitarra y en la Escuela Superior de Música de Baja California, para después continuar sus estudios en la Escuela Nacional de Música (UNAM) con especialidad en piano. Ha sido publicado en la revista Oajaca y en la ¨Antología Poética, 2019¨ en sistema braille, editada por Caracol Tijuana. Tadoma, su primer libro, será publicado por el sello editorial Pinos Alados.