Para Laika
Le dijimos a todos que habías muerto al séptimo día, sin sufrir. Los periódicos daban noticias de tu Buena salud. La verdad es que duraste apenas unas horas, porque no hubo tiempo de probar el sistema de enfriamiento y tu cabina simplemente se derritió. Entonces veíamos todo en términos distintos: teníamos prisa por lanzarnos a lo desconocido a través de ti. Por eso insistimos en que mirabas a través de la escotilla todo lo que nosotros hubiéramos querido ver.
Nunca antes un sarcófago atravesó el espacio tan atrevidamente.
Me hiciste falta desde que besé tu nariz fría antes de abrocharte el cinturón. Unos días antes de la misión, te llevé a casa a jugar con los niños. Corrías feliz de un lado a otro y ellos te daban salchichas, te ponían suéteres y bailaban haciendo círculos alrededor de ti, aullando como perros para divertirte.
Por las noches, tu fantasma se acerca a mi cama y me lame la mano hasta que la pongo en tu lomo. Entonces me doy cuenta de que te estás disolviendo por dentro. Veo el humo que sale de tu hocico, de tus orejas, de las cuencas de tus ojos que se van quedando vacías mientras intento alcanzar el vaso de agua del buró. Cuando tu pelo desaparece bajo mi mano puedo sentir tu piel rugosa, como chamuscada, que luego se convierte en magma sobre la alfombra.
Yo también me derrito, de algún modo.
Tu nombre está en la placa a cosmonautas caídos en el Monumento a los Conquistadores del Espacio, junto a Lenin, y nos inventamos historias en las que fuiste rescatada por extraterrestres. Pero sé que al lado de los niños aullando y los suéteres y las salchichas, todo eso es poco.
Ofrecimos tu vida como prueba de la nuestra. El éxito ha sido enorme y absurdo. Laika, Limonchik, rizadita: olvidé lo que aprendimos, pero no olvidaré tu nombre.
Vladimir Yazdovsky
¿Ves el humo que corre detrás de esos árboles?
1.
Mi perra no es abstracta.
Su cuerpo fluye y se revuelve.
Por dentro mi perra es un planeta tibio.
Por fuera es toda pelo negro.
Canis lupus familiaris nigrum:
pura materia oscura.
Busco el ángulo, la luz, el enfoque
pero siempre hay una mancha oscura
en donde debería estar ella.
2.
Algunas frustraciones de mi perra:
un juguete atorado detrás del sillón
que se haga tarde para salir de paseo
cuando la interrumpo mientras duerme
una palomilla en el foco que no alcanza.
No le importa salir como una mancha en las fotos.
3.
Álbum de fotografías familiares:
aquí estoy yo caminando junto a un hoyo negro en
Ciudad Universitaria
una pelusa gigante me llena la cara de lengüetazos
(su lengua: breve tira de carne rosa en
movimiento)
¡mira este monstruo acuático!
un recuerdo de la primera vez que nadamos en los
Dinamos
acá un pedazo de obsidiana enjabonado en el patio.
Esa tinta derramada en el suelo es ella tomando una
siesta.
¿Ves el humo que corre detrás de esos árboles?
*Fragmentos de Una ballena es un país
Fotografía de Oreandy MG
Isabel Zapata (Ciudad de México, 1984). Estudió Ciencia Política en el ITAM y Filosofía en la New School for Social Research, en Nueva York. Es cofundadora de Ediciones Antílope y autora de los libros Las noches son así (Broken English, 2018), Alberca vacía (Argonáutica, 2019) y Una ballena es un país (Almadía, 2019).