Tres poemas de Laura Macor

Movimientos conocidos

 

El compromiso

de ya no ser,

excede mis sueños

que poco te piden.

 

Rota, lista

casi célebre

miro tu rostro perderse

entre los marcos de la puerta,

donde no está tu mano.

 

Solo queda

un recoveco oscuro

de sombra arrebatada.

 

Un dolor exagerado.

 

Cerramos la puerta

y ahogados de palabras 

morimos

como peces

con una expresión

de dolor

sutil

pero sin miedo.

 

Callamos

con los ojos abiertos

de mirar

lo que ya es

irremediablemente suficiente.

 

El latido muerto de unos pies 

que no se atrevieron

a pisar el pasto.

 

 

Demasiado demasiado

 

En la profundidad

de este campo

sin césped

que nunca dejamos de ser

palabras

mezcladas

sin ser semillas

se repiten.

 

Las nuestras, las vuestras,

las tuyas

partes del cuerpo,

entes

    en perfecto

    estado de pánico.

 

Sobre esa tierra

en sutil reverencia

me inclino y escarbo,

busco mis palabras

con el amor del sembrador

que espera encontrar

vida creciendo entre cascotes

a pesar de conocer

la lluvia

    y sus modos ausentes.

 

 

El dolor mínimo de las cosas

 

El cuerpo me sobra

por todos lados

como si quisiera

decirme que ya

es tiempo.

 

Solo queda

un silencio de gemidos

cotidianos como la piel

donde la vida sucede.

 

Los malos fantasmas

a veces

traen buenos recuerdos.

 

—Laura Macor

 

 

Fotografía de Armando Ruiz

 

 

Laura Macor es originaria de Córdoba, en Argentina. Creció en una colonia rural, y actualmente reside en Río Cuarto. Médica Veterinaria de profesión; Facilitadora de procesos de aprendizaje por vocación. Coach ontológico, docente, investigadora y biodanzante. Confía en la vida, lee en voz alta, y a veces escribe.

Publicó: Un mandala (2017) y La niña bajo la cama y otros lugares (2020), título del cual se desprenden estos poemas.

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