Dos poemas de Carolina Garsa

Jarocha

Jarocha de piel negra,
de cabello bien rizado
y anchas caderas.

 

Salida de la espuma
arrejuntada a los pies de la arena
baila desnuda
frente a las aguas del mar.

 

Esa jarocha,
de tatuajes en las piernas,
del cigarro después de la cena,
una concha oye hablar:
¡negra loca! ¡tú ves cosas!

 

¿O fue esa magia que nos mandó a la hoguera?
¿Esa enfermedad que nos hizo reservorios de somníferos
y nos arrojó a los cuerpos desangrados por olvido?

 

Dormita entre escamas
cubiertas de sangre,
agua vieja,
brebajes derramados
y un Farero.

 

¿Por qué dicen que eres tú la loca, Jarocha?
Si las luces blancas forman parte del adorno,
si las pastillas son para el insomnio.

Salvajes

Succionados por el asfalto
escupidos en la dimensión del subsuelo
vueltos servidores del progreso
creyentes exclusivos

 

premiums
blacks
platinos
dorados

 

Sobreestimulados e ingenuos
arrojados atrás de un espejo negro
sujetos a soluciones inmediatas
enraizados a ductos eléctricos
tejidos en los postes de la esquina

 

Y en sus ratos libres
juegan a brincar la cuerda con sus intestinos
a la pelota con sus cerebros
a pintar el avioncito con su sangre

 

¿Salvajes despojados o acogidos por su naturaleza?
¿Salvajes desmembrados o compuestos por bocanadas industriales?

Fotografía de Julián Zepeda

Carolina Garsa (Edomex) Estudió Comunicación en la UNAM y se especializó en Multimedia y cultura. Durante la universidad se apasionó por el cine y las demás artes, gusto sembrado en ella desde su primer contacto con el teatro en el bachillerato. Su primera publicación escrita fue en el 2018 a través del sitio web Café con cine en el que empezó como fotógrafa y se desarrolló como reseñadora. Fue aquí cuando ahondó mayormente en el orbe de las letras fundido con el cine.

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