No me molestaría trotar
desnuda
en el campo mientras
la noche florece en mi
torso y el día sigue siendo
el excremento de los rebaños.
No me molestaría
mascar la hierba
y entrar al
establo que no
buscaba
que dice mi nombre.
Sería conveniente chillar
después de haber
triturado a mis crías
para evitar el
malentendido y seguir
relinchando
la visión de la ira.
*
EL PÁJARO
Ésta mañana mi perro me despertó con un pájaro muerto en su hocico.
Lo trajo a mi cama y se sentó.
Nos miramos largo rato.
Tomé el ave entre mis manos,
intenté cerrar sus ojos sin resultado.
Miró del otro lado de la ventana, donde el arbusto reverdecía.
Han pasado dos semanas y su cuerpo sigue endureciéndose
en un rincón de la casa.
¿Es mi hermano, el cadáver del pájaro que no puedo enterrar?
*
Tus ojos al revés dicen llena el vacío con más vacío.
El presente es blanco y limpio
el presente es el piso de un matadero.
No sé si sabías, pero tener el corazón roto
es como montar un caballo enfermo bajo la lluvia.
*
ESCENARIOS
En un terreno baldío, sobre el concreto de alguna calle, entre los arbustos de un parque público, a la orilla de un río, en medio del desierto, en una habitación de hotel, en un puente, sobre las vías del tren, en una cama o en el asiento de un automóvil: el mundo es un cementerio que transitamos a diario.
Fotografía de Julián Zepeda
Mónica Licea. Guadalajara, México (1990). Poeta y tanatóloga. Licenciada en Cine Digital por la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV). Gestora del proyecto Voces Encendidas desde el 2016. Sus textos han sido publicados en diversos medios digitales en México, Colombia, Perú, Bolivia, España, Argentina, Italia, Estados Unidos, entre otros. Ha participado en numerosos encuentros nacionales de poesía tanto de forma presencial como virtual. Cuenta con las plaquettes: Visión de la ira (Sombrario Ediciones) y Perro Ciego de Nostalgia Feroz (Poesía Mexa). Actualmente está por ser publicado su primer libro Hermano (Revarena Ediciones).