Canción para mis Hermanas
Hay días gordos y largos
distantes en su luna individual
en los que palomas oscuras
atacan a dentelladas el corazón
También hay días perversos de sol
que en su miel descorchan el agua contenida
– silente luz que moja las palabras –
Y en todo recuento, siempre llegan días grises
grises como zorra gris
que reza para que se le diga despacito
un apodo nuevo:
hermosa, remanso, sueño húmedo
Pero también, hermanas, llegará el día
en que el alma recoja los hilos oxidados de plata
después de perseguir tambores, fanfarrias, halcones idos en su vuelo
Días en donde el alma se vista de púrpura y abrace a la tierra
se desangre y se vuelva barro
Mientras la coraza esté en su lugar
Resguardaré en mi corazón el recuerdo de otras vidas
antes de que mi alma
ya en el mango pulposo del suelo y sus ancestros
mire hacia arriba y descubra
en el hilo níveo de la luna
esa nariz, el mentón y una pestaña
el hígado, un brazo y la comisura del labio
que hoy y desde siempre replican la distancia que existe
entre el corazón y su negrura.
Potestad del Tiempo
No supe de dónde o a dónde
viajó el rayo oscuro.
Pero en el camino se llevó
pájaros de adobe
manzanas marchitas
la sonrisa simple de un niño
y el resplandor de las esmeraldas.
Inicia el día.
Y en la línea de su horizonte
el punto de fuga que traga
– hoyo negro que deshace lo que el ojo ve
y lo que el corazón espera.
Perla sol que baja por los caminos
antes transitados
por los besos de los amantes.
Solo quedan los restos
de un relámpago.
Amoris Causa
Me cuentan de una raza de alacranes
lingotes vertidos en el páncreas del mundo
que desde siempre y hasta hoy
exhiben con gusto y el deshonor debido
verrugas en la espalda
y sonrisas recicladas
No habrá más intentos
por fingir la desmesura
– somos estrellas en picada –
Aterricemos tranquilos, amigos:
sabemos de antemano
que Amor es un vocablo que sí existe
y sangra en canal desde hace un rato
ya que el único lugar para encontrarlo
es el Diccionario.
Aguas Profundas
Pasa como el débil viento viajero
en aquella novedad mañanera:
son mis manos que escuchan tu contorno
porque callado es mejor su canto
Descubro con sorpresa
los mismos bultos presurosos
los vértices, las tallas, los dobleces
Son largas las escamas de tus ojos
que me ven desde el más allá
transparentes
hundidos
entonces soy guijarro en el cenote
chapoteo, me hundo
pero no llego
caigo caigo caigo
Sigue el silencio en su caída
la silueta de los peces
azules, como asfixiados
tomo un pez con una mano
tomo otro otro otro
Busco el fondo para impulsarme
no hay aire en las bocanadas de agua
sólo un viento mañanero que me recuerda
los perfiles de tu cuerpo sin oxígeno.
Fotografía de Julián Zepeda
Alejandra Rioseco (Mexicali, B.C., 1970) es poeta, actriz y comunicóloga egresada de la UABC Campus Mexicali. Su formación inicial fue en los talleres de poesía de la oficina de Asuntos Culturales de la UABC. Como alumna, ha tomado parte en diversos cursos de literatura y poesía impartidos por escritores como Minerva Margarita Villarreal, José Kozer y José Vicente Anaya, entre otros. Como poeta, tiene una plaquette de textos publicada en el año 2000, El Réquiem de las Flores, y varias colaboraciones en revistas electrónicas de poesía nacionales. Es asidua lectora y traductora de poetas norteamericanxs y de teatro isabelino; ha compartido sus textos en múltiples festivales de literatura en Baja California. También ha sido incluida en varias antologías, algunas de ellas publicadas por Cetys Universidad Campus Mexicali y CECUT Tijuana. Este año, se hizo acreedora al Premio Nacional de Poesía Tijuana 2023 convocado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura del XXIV Ayuntamiento de Tijuana con el poemario Polvo, casi.