Propongo salir al jardín con café en mano. Los amigos siempre aceptan. Antes del sí, ya abrí la puerta. Me entusiasmo como quien presenta a sus mascotas. Quizá es lo que ocurre. Tengo un pie afuera cuando cuento que no les gustan los huesos, ni las naranjas. Que hacen de mi tierra un bosque. Igual que muchas personas, ellas evitan la luz y mueren con el frío. Como alquimia, de un silbido seco brota cacao que alivia las plantas. Desentierro el brazo. Las lombrices recién nacidas se retuercen en mi mano. Así, puedo decir que me sale bien algo que pasaba mejor sin nosotros.
Deberías escribir
Me guardo seis horas
golpeo estos botones
nacen cosas todavía sin cara
disimulo las paredes.
Dolor, un mapa que ya no existe.
Mi Negrita que se murió
amigos que están lejos
dibujos que ya poco son su objeto.
En realidad, el trabajo es otro:
lo que retienen los cuadros
libros que fueron despedidas
canciones que aun funcionan.
Habito los muros y paisajes
como si se pudiera comprobar
que reconocemos nuestro rostro
o jugamos con él más de una vez.
Una caja
Una caja que tiembla,
es miedo,
pero no de aquel,
es distinto.
No daña desde la sombra,
mueve una columna,
acelera un estanque,
y un buen mar te conoce.
Fotografía de Hugo Fermé
Liliana López León nació el 17 de junio de 1984 en Mexicali, Baja California. Es doctora en Medios, Comunicación y Cultura por la Universitat Autònoma de Barcelona. Es maestra en Estudios Socioculturales por el Instituto de Investigaciones Culturales-Museo UABC, y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UABC. Ha sido profesora en distintos niveles educativos, de bachillerato a posgrado. Ha publicado varios libros y artículos académicos. Le gusta la ciencia ficción y las bicicletas clásicas. Ha publicado relatos como: “Aurora Mishina” (2020) en la revista Pez Banana y “Una camiseta de los Coquette para Gabi” (2022) en la Revista Sputnik, así como algunos microrrelatos en editorial Diversidad Literaria (2014-2015).