por Antonio León
Si queremos romantizar la antesala al calorón mexicalense, podríamos decir que El Encuentro Internacional de Danza Contemporánea Entre Fronteras inaugura formalmente el verano en plena primavera. El Entre Fronteras llega a su edición del 2024 con un cartel que incluye participantes de España, Chile y México, y un programa expandido de actividades con presentaciones, charlas, talleres y una exposición de fotografía que ocupa el lobby del teatro de la Universidad Autónoma de Baja California durante los días del encuentro.
Los encargados de la función inaugural son LY: Luis Galaviz y Yansi Méndez, originarios de la Ciudad de México, que presentan Reset, Antropología del yo. Esta compañía es un joven proyecto que se ha consolidado a través del pensamiento, la búsqueda y desarrollo constante de lenguajes escénicos en movimiento. La compañía llega a tierras bajacalifornianas tras una serie de giras por el país en diversos foros, teatros y espacios no convencionales para la danza, con una propuesta basada en la búsqueda personal y la experimentación.
Una de las apuestas más arriesgadas para las piezas escénicas es el color negro o, aún más, el negro sobre negro. Si acudimos a un glosario de colorimetría, el negro no es un color en el sentido estricto de la palabra, sino un color acromático, ya que no refleja ningún espectro de la luz. Esta oquedad cromática, esta orfandad de la luz, es lo primero que salta a los ojos del espectador en los primeros minutos de Reset, Antropología del yo. Los ejecutantes se mueven de manera sincopada y portan un vestuario negro con una cauda que recuerda a los atuendos del Japón imperial.
Estos samuráis existenciales de la danza desarrollan una primera parte de la pieza desde la lógica de la repetición, situándose a la derecha del escenario: un loop casi marcial en primera persona, ya que existe una perfecta sincronía entre los dos ejecutantes que nos hace pensar en la disciplina y en las horas pasadas en la sala de ensayo.
Pero algo estremecedor sucede cuando la desnudez de la bailarina irrumpe en el negro sobre negro, cuando la piel es el punto de fuga que conduce a una tristeza velada que no sabemos muy bien de dónde procede. El silencio se apodera de la sala y somos testigos de nuestra experiencia dibujada sobre otros seres.
Es el cuestionamiento del cuerpo, su reclamo vital y su continua construcción como sujeto en tránsito. Hacia el final, buscar en la refracción del tiempo una respuesta. El vehículo es el sueño recurrente de la infancia o una leyenda en la que viajar en el tiempo es un minuto, un trayecto que entraña el doble de preguntas y nos deja mudos de respuestas. La música —un trabajo de Juan Carlos Franco— nos acompaña en cada momento, y nuestro latido se suma al de los bailarines. El vacío escénico por el que se ha decantado la compañía para este trabajo se vuelve un lienzo en el que hay de todo, menos oscuridad.
Fotografías de Armando Ruiz
Antonio León. Maneadero, Baja California. Poeta y cronista. Es editor de poesía en la revista El Septentrión y autor de los libros Busque caballos negros en otra parte (2015) :ríos (2017), Consomé de Piraña (2019) y Drowner (2021). En 2016 fue el ganador del Premio Estatal de Literatura de Baja California, en la categoría de poesía, con el libro El Impala rojo. En 2018 fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) en la categoría Creadores con Trayectoria. Actualmente, se desarrolla en el ámbito de la promoción de la lectura y promoción cultural universitaria. Es integrante del equipo organizador del encuentro Tiempo de Literatura, en Mexicali. Cuaderno de Courtney Love (y otros poemas), editado por pinos alados ediciones, es su libro más reciente.