Colectivo 646

                                                                 Fotografía de Edgar Lima

Ensenada no es una capital cultural, precisamente. Hablar de arte y cultura en la escena local podría resultar una discusión poco extensa. Resumir en un listado las opciones culturales de esta ciudad es una tarea que se hacer fácilmente. Sin embargo, de un momento a otro el arte se volvió protagónico en la escena ensenadense. La aparición sin previo aviso de unos bustos de concreto con la figura de Emiliano Zapata, que fueron colocados sobre las aceras del centro histórico de Ensenada, provocó que el arte local abandonara su ubicación periférica para instalarse en el mismo corazón de la ciudad. Como nunca antes se había visto, el arte pasó de ser ignorado a ser el foco de atención de la opinión pública. Medios, gobierno y sociedad volcaron sus miradas sobre estas esculturas, objeto de intrigas y sospechas, dado que en un inicio nadie se atribuyó la autoría de estas piezas.

   La polémica y el misterio despertados por estas esculturas fueron razón suficiente para buscar un acercamiento con esta agrupación que se hace llamar Colectivo 646. De inicio el contacto se dio a través de redes sociales. Bajo cautela, los integrantes del colectivo nos proporcionaron una dirección domiciliar en la cual los podríamos encontrar. Llegada la hora del encuentro, Rosaura Guerrero, Daniel Madrid y un servidor nos dimos a la tarea de localizar el cuartel general de esta agrupación. De entrada resultamos sorprendidos por el nivel de organización con que operaban los artistas en su taller. Un espacio amplio y bien montado, con diferentes secciones destinadas a diseñar, modelar, soldar, discutir y organizarse, entre otras tareas. Aunque quizá lo más llamativo fue observar a los integrantes, una sociedad bastante heterogénea, diversa y plural. Integrantes de distintas edades, géneros y apariencias nos pidieron guardar discreción y evitar revelar sus identidades, por tal motivo aunque esta entrevista recaba voces y opiniones de varios de sus miembros, asumimos que lo mejor sería presentarla como unidad, como colectivo, como el 646.  

 

—Andcor Lecuanda

 

El Septentrión: les agradecemos su apertura. Para iniciar nos gustaría saber cómo surge este grupo, ¿cómo logran hacer esta conexión entre los integrantes del colectivo?

Colectivo 646: A veces coincidiamos, nos conocíamos por Facebook…, nos presentamos y luego nos involucramos en cuestiones de trabajo.

Creo que cada uno tiene algo diferente que aportar hacia el proyecto, hay roles que se necesitan para que el proyecto crezca. Tiene que haber mucha planeación; aquí entran arquitectos, artistas plásticos, que hacen las mediciones de los tubos para los Zapata, luego está la parte de documentación del proyecto, y entonces cada quien aporta realmente lo que quiere.

S: A grandes rasgos, ¿cuál es la trayectoria o preparación artística de los integrantes del Colectivo 646?

C646: El colectivo está conformado por artistas que ya ejercen como artistas, y de gente que nos apoya que son estudiantes de arte. Los artistas que forman el 646 desde el principio ya son artistas de carrera, de trayectoria larga, han tenido sus proyectos independientes, y se juntan en el 646 para desarrollarlo. Pero sí, casi todos los de la base son artistas profesionales.

S: ¿Por qué los artistas del colectivo se mantienen en anonimato?

C646: Ya nos presentamos enfrente de la universidad, hubo una mesa redonda y participamos como colectivo; las personas que nos conocen ya sabían y era más obvio, pero la gente que no nos conocía, que es mucha más, es con la que no queremos exhibirnos. Si se trata de una cosa mediática, si salen en el periódico nuestras caras y nuestros nombres, entonces sí nos preocuparía, porque mediáticamente no somos una persona somos un colectivo. No podemos estar dándole crédito a alguien y menos a otro, es el trabajo de todos.

S: ¿Cómo se da una reunión interna del colectivo? ¿Cuál es la dinámica del colectivo a la hora de trabajar en algún proyecto?

C646: Es una mesa como estilo rey Arturo, se toman en consideración los puntos de vista y se toma una determinación. Estamos rolando las ideas, las conjuntamos. Tenemos esa libertad, cuando llegamos a un acuerdo, es general.

La planeación es algo en lo que “El colectivo” tiene uno de sus fundamentos, somos un colectivo urbano pero no atacamos la calle de primera instancia. Hay una planeación antes de esto que es en el taller. Yo creo que eso es lo que le da esa particularidad al colectivo… ahí es donde cada uno de los elementos del 646 empieza a desarrollar su trabajo, los que saben de estructuras, los que saben soldar, modelar, los que sacan moldes, los que documentan, los que saben escribir. Cada quien tiene un rol de trabajo de acuerdo a lo que ya sabe hacer y solito se va dando, es natural.

  S: ¿Mantienen una estructura rígida en cuanto a sus roles y comisiones?

C646: El chiste del colectivo es que puedes entrar y salir, no necesariamente formas parte de todos los proyectos. Pueden entrar algunas de las personas a los proyectos y en la próxima no, se vuelve algo más fluido y abierto, pues finalmente el colectivo es de quien lo trabaja.

S: ¿Han realizado algún montaje fuera de Ensenada?

C646: No, todavía no.

S: ¿Existe algún antecedente en el cual hayan basado su obra?

C646: Bueno, instalaciones escultóricas en las calles creo que aún no se han presentado, al menos nacionalmente no, hemos estado buscando, y no existe algo parecido en ese aspecto. Lo que se usa normalmente es atacar la calle por medios tradicionales: el graffti, las pintas, papeles pegados sobre la pared.

S: ¿Existe algún propósito de su arte con la sociedad?

C646: En Ensenada es muy popular que se tengan estampas de “Estoy harto de los baches”, el rol del artista es hablar sobre eso pero de otra manera. Ya la sociedad nos dijo que tiene un problema y nosotros nos hacemos mediadores entre los que son responsables de eso y la sociedad que lo está pidiendo. Similar a lo de los baches, el Zapata buscaba crear esa conciencia pero de una manera más creativa.

S: ¿Se compartía esa misma intención con la escultura de El Nico?

C646: Sí, fue algo parecido. Nosotros estamos en el centro de la ciudad y los indigentes pasan todo el tiempo por aquí, convivimos con ellos y son personas que no se valen por sí mismas, de hecho están a la deriva, tienen una condición vulnerable. Ese proyecto lo titulamos La vulnerabilidad del ser humano; nadie hace nada por ellos, cuando tendría que ser una responsabilidad de la ciudad en donde están el atenderlos. Nico nació por eso, no fue por echarle mierda a la gente que lo hizo, muchos se fueron por ahí pero al contrario buscábamos evidenciar un hecho más. En parte también nos colgamos de algo que ya era mediático, que pasó por la retina de mucha gente, pero que era un foco de atención que se requiere.

S: ¿Cómo evaluarían la recepción de su trabajo por parte de la sociedad?

C646: Podría ser para todos lados, nuestro parámetro sería la página del Facebook donde las personas dejan sus testimonios. Creo que ha sido positivo en muchos aspectos, proporcionalmente la gente que ha acogido el proyecto es mayor pero también hay gente que lo aborrece. La fuerza con la que lo han acogido y con la que lo han odiado es tan grande que creo que esto hace que se vuelva fuerte.

S: ¿Qué valores buscan promover o comunicar?

C646: El orden, inculcar un orden. Hay algo aquí que está desordenado. De hecho es algo paradójico porque algo que pasó con los Zapata era el caos visual que representaban. Pero el caos no eran los Zapata, sino los hoyos en donde estaban. Nada más que los hoyos no se ven, están en un nivel que no están visibles pero lo indicadores (los Zapata) hacían que se viera el caos. Nosotros tratábamos de hacer que eso se arreglara. No era nuestro objetivo hacer el caos, el caos ya estaba hecho, nada más que lo evidenciamos. Pareciera que estábamos incitando a la violencia pero no, solo utilizábamos indicadores para mostrar lo que está mal hecho.

S: Se generaron muchas expectativas, las personas esperaban respuestas, pensaban que eran un movimiento o algo similar, pero esto nunca ocurrió, nunca existió un comunicado más allá de un video y algunas declaraciones más poéticas que políticas.

C646: Es parte del arte urbano que la gente genere ese tipo de preguntas.

S: Algunos consideraron su arte grotesco. ¿Buscaban generar este tipo de incomodidad?

C646: No se buscó ser así, “grotesco”, ni que lastime, ni que ofenda. Sí lastimar en un aspecto, como somos propositivos o críticos al sistema de gobierno y a la misma moralidad, sí. Pero sin lastimar con cosas visualmente horribles.

S: Se percibe una vocación alternativa en su trabajo, algunos la podrían tildar de subversiva, ¿creen que ya habían agotado la vía convencional o tradicional del arte, las convocatorias estatales, lo institucional?

C646: Sería importante mencionar que las estructuras que están diseñadas para el arte son muy cuadradas, tienen muchos requisitos y una larga espera. Y a veces dependes de una persona, si le caes bien o le caes mal. Sí, fue una alternativa como para decir: “¡miren, podemos tomar las calles¡” Y sí, sí es rebelde porque nació por una crítica sobre una falta gubernamental, entonces Zapata fue el modo para que pudiera darse este posicionamiento. Además la idea de que esto crezca es para invitar a más personas de México o incluso extranjeras, es decir, tomar como muestra la ciudad para que no esté sólo así encasillada en un cierto lugar. El arte urbano acerca a la gente, la invita a esa experiencia. No tener que meterte a un lugar donde tienes que esperar un cierto horario y te tienen que correr en otro. ¡No, no! Sino que en lo accidentado de ir caminando en tu día a día te tropieces con una obra y sea para ti una experiencia, eso es algo completamente diferente de lo que pudiera estar institucionalizado ya.

S: La etiqueta de rebeldes, ¿les afecta o les es indiferente?

C646: No, eso fue en lo que coincidimos todos… y sí, cuando decidimos salir a la calle, cuando decidimos querer hacer algo, sabíamos que al momento de involucrar a la ciudad, pues también nos etiquetarían o nos etiquetaríamos; en un aspecto urbano eso era como natural, inevitable. En el momento en que utilizamos al Zapata y en el momento que estábamos utilizando ese medio para una crítica hacia el gobierno, nos volvimos a etiquetar, no personalmente, sino por el hecho de que el proyecto se etiqueta dentro de resistencia, de ir en contra, pero no amanecemos con esa saliva envenenada de querer irnos sobre alguien, ….naturalmente se empieza a forjar, se empieza a dirigir.

Aunque yo sí creo que los que estamos aquí por el momento en que vivimos, pues estamos inconformes con muchas cosas que pasan y pues somos artistas y tenemos la responsabilidad de decirlas y el arte es nuestro medio. Al final todo el que fue artista tendría que hacer algo así, o no, pero nosotros lo hicimos y de ahí nació todo.

S: ¿Siempre existió la intención de convertir a los observadores en participantes?

C646: Creo que el hecho de que la gente haya interactuado con la obra de arte no fue algo que planeamos, se empezó a dar. Hay cosas que las tenemos ubicadas y una de ellas fue la repetición de las imágenes, es decir, el hecho de que esté una pieza en un lugar le da un cierto tipo de respeto, por decirlo de alguna manera. Lo identifican como “¡Mira es un monumento, es una pieza!” Tratamos de que la pieza se repitiera. Que no se viera como si el Zapata fuera un monumento hacia un ser, como un homenaje, sino que fuera un indicador. Utilizamos una escultura para hacer un indicador y eso a la gente le hizo entrar en shock. Aquí hay uno y dos y tres, hasta cuarenta llegaban a ser, entonces, ¿qué paso con eso? La gente se sintió como involucrada porque estaba dentro de su cotidianidad y le empezó a darle ganas de hacerle cosas, de hecho hubo pocos que se destruyeron, que se los robaron más que destruir. Y luego la gente los empezó a intervenir, esa parte yo creo que fue una de cosas que le da al colectivo una nueva vida porque el hecho de que estén interactuando con las piezas, pues le confiere refuerza… lo que decía de sacarlo del contexto de la seriedad de una galería y ponerlos en la calle de manera que los que pasen al lado de las piezas los intervengan. Y las intervenciones les van acumulando experiencia e información a las piezas, al final esas piezas se vuelven independientes. Ya no son las cuarenta cabezas de cemento sino ya hubo otros artistas que las intervinieron, yo creo que es lo que le da un giro diferente.

S: Llevar a la calle sus ideas a través de una crítica escultórica, ¿esto lo llamarían contracultura?

C646:  Más que eso, creo que todos quieren hacer arte por encima de todo. No fue contracultura ni nada similar, es como cada quien lo entiende, yo quería hacer arte y ellos también.

S: Parece importante destacar que están en el centro de la atención, en el centro del huracán, por así llamarlo. Pensando en esto, ¿consideran que se encuentran en una situación de peligro?

C646: Más que peligro, todo es divertido, ésa es una de las cosas importantes, aquí nosotros no nos estamos matando por algo, lo que hacemos es disfrutar, ésa es la parte importante del colectivo.

S: Se les acusaba de obstruir la vía pública. ¿Qué tendrían que decir al respecto?

C646: Es completamente falso que nosotros estábamos en la vía pública obstruyendo. Nosotros tratamos que nunca se atore nada, fuimos cuidadosos en esto. Que la gente pueda caminar libremente, que las cosas que pongamos no interfieran en la vida cotidiana, precisamente para evitar problemas. Eso requiere de planeación.

S: ¿Qué fue lo que lograron despertar incorporando las esculturas en la vía pública, bullicio, controversia, polémica?

C646: Eso es lo interesante, empezar a una reacción hacia algo, eso le empieza a dar peso al proyecto, el hecho de que la gente se interese y creé una opinión; el hecho de estar expuesto todos los días te lleva a cuestionarte, si te puede gustar o no; si empiezas a crear una sociedad con opiniones, con preguntas, promover una aproximación al arte, eso aporta e influye.

S: ¿Que perciben de la sociedad, respaldo o intolerancia?

C646: Más respaldo que intolerancia. En la página se puede ver por ejemplo las publicaciones llegan a tener mil, mil quinientos likes, y hay siete comentarios de gente que no está de acuerdo, pero la diferencia es ésa.

S: ¿Cómo se podría calificar la reacción del gobierno?

C646: Error tras error. Es interesante ahorita ver que donde quitaron las piezas, dejaron igual o peor.

S: Además de la censura del gobierno, ¿hay otros obstáculos por superar en la sociedad local para que el arte urbano sea aceptado?  

C646:  Es lo que viene, porque hasta el momento no ha habido censura, pero ya no va a ser tan fácil hacer las cosas, y más porque nuestra infraestructura no es ir con una lata pintar y quitar, lo nuestro requiere de maquinaria, de logística; viene lo divertido.

S: ¿Han recibido amenazas o intimidaciones?

C646:   No, serias no, comentarios de que es la cosa más horrible que han visto en su vida, pero no, nada serio.

S:¿Cuál fue su reacción cuando removieron las esculturas?

C646: En ningún momento nos indignamos, más bien nos dolió. Fueron seis, siete meses que llevábamos trabajando y no pasaba nada. Ya ves que muchas veces en Ensenada no pasa nada y bueno, dijimos, “ya chingamos”, pero siempre supimos que esto iba a repercutir y que iban a ser removidas.

S: ¿Se puede rescatar algo de esta experiencia negativa?

C646: El hecho de que se hayan quitado posiciona al colectivo, porque la gente reacciona y empieza a hablar del colectivo, y empiezan a decir, “¿por qué las quitaron?” o “¡Qué bueno que las quitaron!” Ahí empieza el debate.

S: Al final, ¿qué ocurrió con las esculturas removidas? ¿Les fueron devueltas?

C646: No, se supone que están en proceso para que la UABC se quede con ellas. Ellos se pusieron en contacto y nos preguntaron si las queríamos donar, les dijimos que sí y ellos están haciendo todo el trámite para poderlas dejar, porque al final, pues no se pueden reubicar. El gobierno no quiere. Los Zapata no se pueden reubicar, perderían el sentido del proyecto. Los Nico, esos pueden estar en donde quieran. Pero la idea es que no se queden todos juntos en un parque, es preferible que se queden en la universidad de arte para que permanezcan como un antecedente y además para involucrar a los chavos.  

S: ¿Aceptarían una invitación a mostrar su trabajo en un museo o una galería?

C646: Nuestros proyectos van a la calle, si nosotros llegamos algún día a presentar algo seria la recopilación de lo que hemos hecho como un proyecto, pero no vamos a hacer una exposición en una galería porque perdería todo el sentido del arte urbano… más bien el siguiente punto va a ser Tijuana, Mexicali y alrededores.

  S: ¿Qué creen que han logrado con su proyecto?

C646: El arte como instrumento sacude: tú ves a las personas andrajosas, y son invisibles o volteas la cara para otro lado o los mira la gente y no pasa nada. Pero pones a una escultura con un hombre desnudo y pegan un grito en el cielo, estás evidenciando lo que es invisible ante la moralidad hipócrita, ese es el poder del arte: es un grito en el silencio.

S: ¿Qué busca el Colectivo 646?

C646:  El objetivo del Colectivo 646 es posicionar el arte urbano, vamos a hacer que el arte urbano ensenadense sea una referencia a nivel nacional: hacer de Ensenada un punto de referencia de arte urbano.

S: ¿Existen otros proyectos a futuro?

C646:  Esto no va a parar aquí, es sólo el inicio. Hay otra manifestación en camino más grande que todas las demás.

S: ¿Algún mensaje que desearan compartir?

C646:  Así como el gobierno ha dicho que nos acercáramos a ellos, pues también le decimos al gobierno que nos gustaría que en realidad apoyara este tipo de cosa, y que si están interesados en apoyar como dicen, pues que nos sentemos y hablemos. Es un buen momento para decirles que no vamos a parar y que abandonen esa posición intransigente de “se hace lo que nosotros queremos y no lo que ustedes quieran”. Más bien que vengan, que platiquemos y veamos qué tantas cosas podemos hacer juntos.

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