Heberto Peterson Legrand: el cronista es quien sabe dónde buscar

 

 

Entrevista por Asael Arroyo

Fotografía de Sofía González

 

¿Aún se puede describir a alguien como “hombre de familia” sin caer en el lugar común? ¿Se puede decir de alguien que el amor lo mueve, ese concepto abstracto y malentendido y utilizado hasta la saciedad?  Quizá no. Quizá las personas que en verdad son hombres (o mujeres, por supuesto) de familia, que en verdad se rigen por eso que llamamos amor, parten en desventaja. Por un lado, pueden parecer anticuadas y, por otro, simple y llanamente falsas. Pues bien, en este caso, se está ante una excepción: Heberto Peterson Legrand es un hombre de familia y amoroso, y no es falso, ni anticuado. Además —¡además!—, es el cronista oficial de Ensenada.

A diferencia de las entrevistas anteriores, ésta tuvo otra dinámica, pues en lugar de estar sentados por horas, caminamos por el centro de Ensenada. La entrevista así lo pedía; y no se puede pasar la oportunidad de recorrer esta ciudad si a tu lado está uno de los mayores expertos no nada más en datos históricos sino en anécdotas y recuerdos de este puerto.

 

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 —Por orden cronológico —me dice, cuando enciendo la grabadora—, para que tenga cierta lógica. Esto les ayuda a ustedes, ¿no?

—¿Es su vocación de cronista —le pregunto— contar las cosas cronológicamente?

—¿Mande? Bueno, se me figura que así se facilitan más las cosas; así hay un hilo conductor en la plática.

—Como usted quiera.

—Entonces, ¿la historia de Ensenada, verdad?

—De acuerdo.

—El primer registro que hay sobre Ensenada es de 1542, cuando llegó Juan Rodríguez Cabrillo aquí, que descubrió el puerto de Ensenada, al que le puso por nombre Puerto de San Mateo. Pasado el tiempo, en 1602, llegó otro navegante: Sebastián Vizcaíno; que fue quien le puso el nombre de la Ensenada de Todos Santos. Después, en 1824, la primera casa que hubo fue la de la familia Gastélum (donde está el Archivo Histórico). En 1853, te decía, hubo una invasión filibustera liderada por William Walker. Una de las batallas fue en El Ciprés. En esa batalla es donde muere McKibbin. William Walker invadió Ensenada con el propósito de anexar la Baja California. Entonces ahí en La Grulla vivía un vaquero de nombre Antonio María Meléndrez. Él se entera de que Ensenada había sido invadida. Por lo que, con un grupo de familiares e indígenas, pelea en contra de los filibusteros. A la par de esto, Walker se apodera de la casa de los Gastélum, y la convierte en el famoso Fuerte McKibbin. Meléndrez los sitia y asedia, aun con poquísimos hombres. Pero llegaron refuerzos de Estados Unidos a apoyar a Walker; esto los obligó a replegarse. Sin embargo, Meléndrez comenzó una guerra de guerrillas, de la cual resultó victorioso y terminó echando fuera del país a estos filibusteros. En ese momento al gobierno de la capital le importaba poco esta parte de México. Nosotros solemos oír hablar de la defensa del Castillo de Chapultepec. Sin embargo, esta defensa que se hizo aquí en 1853 es también una fecha heroica, porque gracias a ellos no se perdió esta parte del territorio nacional. Pero a Meléndrez no le va bien: al no haber una autoridad política aquí, Meléndrez ocupa el cargo de subjefe político. Él no simpatizaba mucho con el gobierno de Santa Anna (esto lo sabía el jefe político de La Paz). Le mandan al teniente Pujol para dizque entregarle una carta a Meléndrez para felicitarlo por la defensa. Y al acudir Meléndrez a recoger la carta, en ese momento, lo toman prisionero. Una vez tomado prisionero, lo fusilan. Hay que decir las cosas como son: a un defensor de la patria le pagaron con la muerte.

—¿Por qué es importante que la gente sepa de este tipo de historias?

—Para que tú tengas un sentido de identidad, de pertenencia, necesitas tener historia. Tú no amas lo que no conoces. México no es solamente Guadalajara, no es solamente Mérida, no es solamente Veracruz. México es también Ensenada, México es también Baja California. En 1870 los hermanos Ambrosio y Manuel Castillo descubren un mineral en lo que hoy es Real del Castillo: encuentran oro en el Valle de San Rafael. Lógicamente esto trae como consecuencia que una gran cantidad de gambusinos vinieran. El 2 de octubre de 1870 se autoriza al licenciado Manuel Clemente Rojas como subjefe político. De Santo Tomás traslada los poderes políticos y militares a Real del Castillo. Pero luego vino una sequía, y ya no hubo tanto oro. En ese momento Ensenada no tenía ni población. Pero toda la mercancía que se llevaba a Real del Castillo entraba por Ensenada. Entonces Ceferino Sánchez propuso que los poderes se cambiaran a Ensenada por la siguiente razón: porque todo el traslado por mar era más rápido y así se comunicaría más fácilmente con La Paz, donde estaba la capital política, y así también con Mazatlán, donde estaba la capital militar. Se le propone esto al gobierno central y éste acepta la propuesta. Se acepta la propuesta con fecha 15 de mayo de 1882 (se toma esta fecha como la fecha de fundación de Ensenada). En 1883 Gastélum empezó a fraccionar unos lotes. Esto coincide con dos cosas. Por una parte con un boom que había surgido de venta de terrenos en California; y por otra, ya habían echado los rieles del este hacia el oeste de Estados Unidos (donde hubo mucha obra de mano china). Esto coincidió con la Ley de Colonización de 1883 que promulgó el presidente Manuel González: se dieron estímulos económicos a extranjeros para que poblaran estas tierras norteñas. Se decía que los extranjeros, con su mayor preparación, ayudarían al progreso de la región. La Compañía Americana International Company se fundó en 1884 por Maximiliano Bernstein. En 1886 comenzó a operar. Al establecerse la compañía, empezó a haber barcos que recorrían de San Diego a Ensenada o más al sur; la gente en la noche salía y amanecía en San Diego. Iba de compras la gente. Cuando alguien se iba a ir, iban todos. Había grandes despedidas. También la compañía estableció el primer teléfono y el primer telégrafo aquí. Al igual que el servicio de luz y el agua potable. Enseguida de aquí, donde está el restaurante Mahi-Mahi, estaba el Hotel Hidalgo. Más arriba, se construyó el Hotel Iturbide.

—Una convivencia de hoteles rara, ¿no? Dos personajes, Iturbide e Hidalgo, aparentemente antagónicos en el discurso nacional.

—En la historia oficial, sí. Pero no es así. Finalmente los héroes son luces y sombras. Iturbide logró la consumación de la Independencia sin derramar sangre. La compañía americana comenzó a no ser bien administrada, y termina por vender todas sus propiedades a la Compañía Mexicana de Terrenos y Colonización que se constituye en Londres en el año de 1889. Entre los accionistas de la compañía inglesa había personas muy cercanas también a las finanzas. Buchanan queda como gerente de la compañía. Él estuvo muchos años en la India. Se vino como administrador de la compañía inglesa para acá, para Ensenada. ¿Miras esa cuchilla? Ahí construyeron el edificio del Nopal.

—Sí, uno muy alto, ¿no?

—Sí, para la época, era de tres pisos. El único edificio de ladrillo que había aquí en Ensenada.

—Y ahora está La Cochinita…

 —Lamentablemente… lo tiraron. En ese momento el subjefe político era Jorge Ryerson (por eso la Avenida Ryerson). Hay que recordar que era el Partido Norte de la Baja California, y que el único jefe político estaba en La Paz. El subjefe de aquí tenía que rendirle cuentas al de La Paz. La compañía inglesa de la que te platicaba estuvo operando hasta 1917, ya que el coronel Esteban Cantú, a los de la compañía, les quitó la concesión porque no estaban cumpliendo con lo que se había convenido: especulaban con los terrenos. Aunque desde 1890, ya estando la compañía inglesa, hubo una denuncia sobre una confabulación para tratar de organizar una invasión aquí a la Baja California. El gobierno central se enteró de esa situación y se suspendió la obra de veintiocho kilómetros de rieles que venía desde San Quintín. Porfirio Díaz la suspendió. Esta preocupación del gobierno central hace que Ensenada, de ser el Partido Norte, se convierta en el Distrito Norte en 1888. Nombran a un jefe político para Ensenada que ya no le rendía cuentas al jefe político de la Paz, sino directamente a la capital. Éste fue el general Luis Emeterio Torres (compadre de Porfirio Díaz y gobernador de Sonora). Luego vinieron otros jefes políticos, entre ellos Agustín Sanginés, el cual, en 1895, mandó levantar un censo de lo que era el Distrito. En ese entonces había 7 268 habitantes. De los cuales 1 600 y pico eran de Ensenada, doscientos de Tijuana, como treinta y siete de Tecate, y los demás de otra parte.

—Ensenada era la ciudad más poblada…

—Sí, de hecho, Ensenada es la ciudad más antigua del estado. Fue la capital hasta 1915, momento en el que Esteban Cantú se la llevó a Mexicali. Este Sanginés fue el primer Maestro Masón. La logia masónica estaba en el último piso del edificio del Nopal. La esposa de él formó un comité para la construcción de la iglesia de la calle Tercera: la primera iglesia de Ensenada. Sanginés tuvo un problema con un prisionero de la cárcel. Al ir a ver qué pasaba, el prisionero lo ataca y Sanginés lo termina matando con un balazo. El hecho es que a Sanginés se lo llevan a La Paz como jefe político.

—¿Qué pasa con el edificio de la ex cárcel?

—Esta cárcel se terminó de concluir estando precisamente Agustín Sanginés como jefe político. De hecho, antes de ser cárcel era el cuartel de la compañía fija. Una compañía militar. Después llegó el coronel Celso Vega como jefe político. (Pero no te puedo platicar todo a detalle porque si no, no terminaría nunca). A Celso Vega le toca en 1910 el centenario de la Independencia de México. No hay que olvidar que en esta fecha, Porfirio Díaz prácticamente echa la casa por la ventana por este festejo. Fueron invitados 35 países. Inauguró edificios y monumentos; el Ángel de la Independencia, entre ellos. Pues bueno, en la ciudad más alejada del país, que era Ensenada, también se estaba festejando. Entonces, el 14 de septiembre, en la noche, se inaugura lo que es el Paseo Hidalgo. En dicho paseo se levantó el monumento a Hidalgo, la base era de granito. La Casa Fabre de México mandó el documento, y la base la hicieron unos artesanos de Los Ángeles. Originalmente había cuatro postes de luz. Tenía césped y una banqueta alrededor del monumento. Estaba muy bonito. Ahorita está horrible. Y eso que es el monumento más antiguo de todo Baja California.

—¿Había una sensación de identidad mexicana en Ensenada?

—Realmente el ensenadense tenía muy arraigado el sentido de mexicanidad. Y qué mayor prueba que cuando en 1853 William Walker nos trata de invadir, aquí se defendió como se defendió. Igualmente en 1911 con la invasión filibustera cuando tomaron Mexicali y Tijuana. De Ensenada partió un destacamento encabezado por Celso Vega, y se logró expulsar de Tijuana a los filibusteros. Imagínate, en un pueblito tan alejado como Ensenada, inauguran el Paseo Hidalgo y al siguiente día la develación del monumento. Se inaugura también en ese mismo año (1910) el primer Palacio Municipal de Ensenada, que es donde está ahora el Archivo Histórico. Ahí había un reloj con cuatro manecillas y cada carátula de un metro. También se inauguró el Teatro Centenario. Éste estaba donde el Cine México, en la Séptima y Ruiz (donde ahora está el Blockbuster). A mí me tocó el honor de dar el discurso cuando en el segundo centenario se inauguró el Palacio Municipal que ahora tenemos.

 —Entonces, el Paseo Hidalgo era una especie de entrada a Ensenada…

—Sí, originalmente este monumento volteaba hacia el mar. Porque por la Ruiz se entraba a Ensenada. ¿Quieren ver la Cantina Hussong´s? Cerca de Oxfam hay una cantina exactamente igual. Un poquito en homenaje a esta cantina, valga la expresión. El propietario fue Juan Hussong, un alemán. Antes veníamos aquí al Hussong´s a tomar un tequilita y una cerveza. La costumbre era que te ponían una canasta de cacahuates mientras tomabas. Si le pedías al mesero que te diera otra cerveza, tirabas todas las cáscaras de cacahuate al piso, y ya te servían otra canasta con cacahuates. Esta Cantina Hussong es de 1892.

—¿Ya habías entrado? —pregunta Peterson a Sofía, la fotógrafa, riéndose.

—Pocas veces — responde Sofía. Nos reímos.

—¿Vamos al Archivo?

—Vamos.

 —El Archivo Histórico se fundó en el 2007. Pasa lo siguiente: realmente era una inquietud de los ensenadenses que se abriera un archivo histórico. Era una preocupación legítima porque la carga histórica —pensando en Ensenada de fines del siglo xix y la mitad del siglo xx—, era un mundo de información. Pero esta información comenzó a estar dispersa en distintos lugares. Entonces yo escribí un artículo en el 2007 en el que invitaba, todavía como director de la Casa de la Cultura, para ver quién se quería unir conmigo para formar el Archivo Histórico de Ensenada. Se apuntaron trece personas. Hablamos con el presidente municipal, César Mancillas. Le planteamos el asunto. Le gustó. Se pensó en hacerlo en el Riviera, pero como es un lugar de madera, esto no es bueno para los libros. A mí me gustaba el edificio de La Corregidora porque tiene mucha historia pero ya está la primaria. Este lugar donde está ahora el Archivo histórico albergó el Palacio Municipal. Trágicamente hubo un incendio en 1945. Se quemó, por lo que en 1947 se empezó a construir el mercado público. Aquí se estableció el restaurant Calmarisco (se comía riquísimo). Cuando llegamos a instaurarlo, todo esto era un cochinero. Había varillas y cemento… un cochinero. Y le metieron lana, hay que ser justos y decirlo. Quedó muy digno el Archivo. El encargado que está ahorita es muy competente, Arturo Meillón. Todo estaba en acervos privados. Todavía hay mucho que hacer.

—¿Qué tan consultado es el Archivo? —le pregunto al director del Archivo Histórico de Ensenada, Arturo Meillón.

—Depende, no tanto como nos gustaría.

—¿Qué representa el señor Heberto Peterson para este lugar?

—Mucho. Ocupó el cargo de director; fue su fundador y es el cronista oficial. Un referente. Siempre que nos atoramos en algo lo consultamos.

— Atoro más las cosas— dice Peterson y se ríe.

 —¿Por qué estudió contabilidad si su vocación es la de un cronista? —le pregunto a Peterson.

—Francamente, la vida me ha ido acomodando sin yo esperarlo. Mi formación ha sido autodidacta. Yo he estado en la industria, comercio, gobierno y otras cosas. Mi existencia me ha llevado a esto.

—¿Qué rol tienen sus padres en esta formación?

—El hábito de la lectura y el cariño por Ensenada. Saber que tu abuelo fue el primer médico legista en Ensenada. Saber también que tu otro abuelo, a fines del siglo xix, era el piloto de puerto, pues todo eso contribuye al cariño por este lugar. Mi padre nació aquí en 1888. Yo tenía catorce años cuando murió mi papá en 1955. Entonces sí me quedé con esa sed de haberle sacado mucha información a mi papá. Porque a los catorce años no estás pensando en estas cosas, ¿verdad? [Risas]

—¿Y su madre?

—Mi mamá nació aquí en 1906 en Ensenada. Mis dos padres fueron ensenadenses. La casa originalmente estaba donde está la Helford en la Séptima y Gastélum. Ahí estaba la casa.

—Por último, ¿qué podría aconsejar a alguien que quiere iniciarse en la labor de cronista?

—El cronista no es el que más sabe sino el que sabe con quién hablar.

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